¿Cómo puede cambiar nuestro sistema educativo?

¿Cómo es nuestro sistema educativo? ¿Se obtienen los resultados esperados? ¿Todos los alumnos reciben los mismos conocimientos y competencias? Desafortunadamente sabemos que no, que no todos los alumnos de todas las partes de nuestro país reciben la misma formación académica, por eso en Cataluña han propuesto el proyecto «Escola Nova 21», donde durante tres años van a comprobar si un cambio sería posible.

El proyecto “Escola Nova 21” se creó en 2016 para proponer una transformación del sistema educativo y conseguir un cambio en las metodologías de aprendizaje. Es un programa para desarrollar competencias mientras se adquieren conocimientos con el objetivo de que cada niño pueda acceder a una educación de calidad y conseguir su mayor desarrollo, tanto personal como académico, sin importar su contexto o condiciones personales.

Esto es posible gracias a la unión entre la Fundación Jaume Bofill, el Centro UNESCO de Cataluña, la Universidad Oberta de Cataluña, la fundación La Caixa y la Diputación de Barcelona.

La metodología del proyecto educativo es ir más lejos de los contenidos académicos y de las competencias que se tienen que adquirir en cada nivel, pues se centra también en la educación emocional de los alumnos debido a que afecta en su desarrollo personal y al aprendizaje.

Por lo tanto, incorporan nuevas competencias, las cuales son propuestas por la UNESCO, como por ejemplo aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a convivir y aprender a ser. Dichas competencias aportarán a los alumnos herramientas y habilidades para mejorar en su futuro las relaciones con la sociedad, tener una capacidad crítica para tomar decisiones, asumir responsabilidades o trabajar en equipo.

Para lograr sus objetivos, la metodología a seguir en las escuelas o institutos que participan en el proyecto está basada en cómo las personas aprenden para conseguir un mayor desarrollo, en los principios del aprendizaje donde el alumno es el centro de éste y aprende de forma natural y a su ritmo, en la motivación y el esfuerzo como principales fuentes utilizadas por el profesorado para mejorar el rendimiento académico y en la evaluación continua para poder ir adaptando el currículum a las necesidades del alumnado.

Por último, la organización de la escuela ha de ser autónoma y abierta, tanto con las familias como con la comunidad y otras escuelas. Los profesores han de ser capaces de irse actualizando según su alumnado y tener capacidad de autoreflexión para observar los errores y aciertos, para en un futuro seguir la misma línea o realizar cambios, incorporando modelos avanzados y estructuras flexibles referidas al uso del tiempo y el espacio; ya que los alumnos normalmente realizan trabajos autónomos para poder explorar sus propios intereses o los grupales, fomentándose el trabajo en equipo y la colaboración.

En junio de 2019 se realizará un balance acerca de cómo han transcurrido estos tres años de prueba en los centros escolares para así observar si ha sido positivo y es conveniente implementarlo en más centros o, por el contrario, si se han de realizar más cambios para conseguir un sistema educativo mejor.

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